Una tarde con mi esposa y mi hija.







El segundo parque se encuentra justo a continuación del primero y está separado solo por una cerca de alambre, aunque tiene una puerta que permanece abierta supongo yo que durante todo el día. Este es mi lugar favorito del recorrido. Los perros quedaron atrás y este parque angosto y alargado en dirección al occidente, está muy bien cuidado por los conjuntos que limitan con el al norte y al sur, tiene más sombra y árboles muy bien ubicados junto a los que siempre se puede encontrar una banca de madera para descansar. Verónica aprovecha su triciclo para recorrer el parque de arriba a abajo, unos cien metros en los que la velocidad se convierte en su mejor amiga y la peor de Alexandra que finalmente se rinde y encuentra un lugar estratégico desde el que la puede vigilar mientras descansa.



Finalmente el regreso, es igual al inicio del paseo pero en sentido contrario. Tomamos la calle 134 hacia el oriente y luego la carrera 53C hacia el sur. Un total de dos kilómetros de recorrido, cuatro parques y dos horas corriendo detrás de Verónica o disfrutando del sol. No puedo esperar para comenzar de nuevo en unos días.